Ceremonia del Saludo Protocolar del Honorable Cuerpo Diplomático acreditado en Bolivia,

Viernes, 18 Enero 2019 - 10:15pm

ALVARO GARCIA LINERA, VICE PRESIDENTE DEL ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA

 

Muy buenos días a todos. Un saludo fraterno a nuestro Canciller, a Embajadores Embajadoras, miembros del Cuerpo Diplomático, instituciones internacionales que nos acompañan. Años atrás el famoso economista de Harvard Daniel Rodrick, mencionaba que la sociedad mundial estaba entrando en un momento de mucha incertidumbre y él, acuño la frase del trilema de la globalización.

Decía, que se había conformado una situación tan compleja en el mundo que la globalización económica, el desarrollo de la globalización económica, tras de la cual corrían la mayor parte de los países, podía e iba a entrar en contradicción con la democracia en esos países y con la soberanía nacional.

Podía haber globalización más democracia pero no soberanía, o globalización y soberanía pero no democracia, o democracia soberanía nacional pero ya no globalización económica.

Esta preocupación del economista en cierta manera expresa la confusión y la complejidad general del panorama mundial, en pocos años hemos visto desatarse un conjunto de conflictos de carácter económico, guerras comerciales, murallas que se levantan, proteccionismos que se erigen, separaciones de acuerdos comerciales , desconocimientos de acuerdos mundiales, es un momento complejo.

La globalización desbocada y salvaje que se desarrolló desde los años 80 y 90, tuvo una forma de desarrollo que ha generado este tipo de reacciones, se habla de globalización y se habla de desglobalización se habla de libre mercado y se habla de proteccionismo en menos de un quinquenio el horizonte del mundo se ha quebrado.

Hasta los años 2000 – 2010, había una cierta certidumbre compartida por líderes, presidentes, formadores de opinión pública, intelectuales de que el mundo tenía un único horizonte.

Libre mercado, globalización económica, privatizaciones, democracia representativa, debilitamiento de fronteras, había una narrativa, había un horizonte económico y había una forma organizativa para llevar adelante eso.

Nos ha tocado ver de que eso se ha derrumbado, los liberales de ayer, hoy se han vuelto proteccionistas, los comunistas y estatistas de ayer hoy se han vuelto globalizadores, cual es el horizonte del mundo, no hay un horizonte compartido, no hay una única ruta y eso vuelve al mundo un mundo más complejo, pero a la vez también más rico.

Porque desaparecen las lógicas religiosas de la acción política, durante más de 20 años se nos dijo de manera cuasi religiosa, que el destino de la humanidad era el libre comercio, la globalización y la democracia de acuerdos partidarios, de concesos. Ese horizonte se ha quebrado y ahora todos los países del mundo, todos los países del mundo sin excepción confrontan problemas críticas internas, marchas y contramarchas.

En este panorama complejo que no va resolverse rápidamente, que no depende de la decisión ni de un presidente, ni de un primer ministro, sino que depende de la estructura social y la estructura económica, es necesario mantener un conjunto de principios, un conjunto de certidumbres mínimas a la espera de construir, una nueva certidumbre compartida en las siguientes décadas.

Que la globalización es un hecho inevitable,  lo es, cada vez el mundo esta más interconectado, pero lo que no es inevitable es una forma salvaje de globalizarnos, en la que países grandes ganan, países o empresas poderosas ganan y los pequeños pierden. Esa forma salvaje de la globalización, ha llegado a un límite, no va más, hay que repensar las formas de la globalización. Las formas de la interdependencia, de los productos, de las ideas, de la tecnología entre al mundo. Que hay una base estructural para ella creada por los mercados, creada por el comercio, creada por el internet, por supuesto y eso no va ir para atrás. Pero si, lo que tenemos que debatir como país es la manera o la forma en que esta globalización y esta interdependencia habrá de desarrollarse, sin generar tanto conflicto, sin generar tanta exclusión, sin generar tanta discriminación en los países pequeños, y dentro los pueblos y países entre los más débiles.

Una segunda certidumbre que tiene que garantizar y debemos garantizarnos, es que la democracia es irrenunciable, que este es un patrimonio. Es un patrimonio heredado desde siglos atrás pero que se ha logrado consolidar el siglo 20 y no debemos imaginar un sistema político mundial, planetario regional al margen de la democracia. La democracia no entendida simplemente como un conjunto de valores o de instituciones, la democracia en el sentido clásico, participación. No se puede seguir simulando la democracia, excluyendo a la gente. Hay democracia cuando hay participación, hay democracia cuando hay disidencia, hay democracia cuando alguien reclama su derecho a formar parte de las decisiones. No hay democracia cuando hay simplemte instituciones que se cumple, eso no es democracia o es la mirada minimalista heredada de principios del siglo XX del gran economista Shumbeter, que es la mirada minimalista y procedimental que también ha fracasado y lo vemos en los países del mundo, este debate en torno a cómo generar mayor participación de los excluidos, de los marginados, de la juventud, de las mujeres, de los trabajadores, de los migrantes. Ha de haber democracia renovada en el siglo XX, si cada país del mundo tiene la capacidad de incorporar a cada uno de estas demandas, en sus estructuras, en sus instituciones y en su modo de participar políticamente.

Y en tercer lugar la soberanía, este es un legado que viene desde la paz de Huestfakia. Un Paìs, un Estado, la relación entre los países basados en la igualdad, independientemente del tamaño o de la importancia económica de cada país. El respeto a no intervenir en los asuntos internos de cada país. Es un principio westfaliana que ha permitido organizar el desarrollo de la convivencia entre los países. La globalización no va poder anular ni la fronteras, ni va poder anular la existencia de las  naciones, vieja ilusión falsa de la globalización en su forma salvaje de los años 80 y 90,  porque las naciones son formas de cohesión subjetiva y formas de cohesión simbólica de las personas y los mercados no hacen eso. Los mercados no cohesionan, los mercados no crean imaginarios de agrupación y de cohesión de las sociedades en torno a creencias, en torno a símbolos, en torno a educación. Entonces, la utopía de disolución de las naciones en aras de una única nación global se ha derrumbado, no va más.

Las naciones han sido muy importantes, son importantes y seguirán siendo muy importantes. Y en tanto las naciones son importantes, el respeto entre naciones y las formas estatales mediante las cuales se unifican políticamente seguirán siendo importantes. Entonces, el siglo XXI tendrá que tomar en cuenta esta persistencia de las naciones, no digo de los nacionalismos sino de las naciones, los nacionalismos surgen como respuesta a los imperialismos y a las exclusiones, pero las naciones son formas de cohesión regionalizada y territorializada de las personas que no tienen otra forma de sustituto en la globalización ni en los mercados, ni en los algoritmos del whatsaap.

Requieren educación, requieren unidad territorial, requieren representación regional, requieren símbolos, requieren héroes, requieren narrativas localizadas y lo seguirán requiriendo los siguientes siglos que tengamos por delante. Entonces, tenemos que enfrentar este mundo complejo de las siguientes décadas, esta es una crisis que no va ser resuelta rápidamente, menos aferrándonos a tres principios básicos, interdependencia pero con igualdad, democracia entendida como creciente participación de los excluidos en las decisiones,  no como apego religioso a las instituciones.

Y tercer lugar soberanía.

Soberanía de cada uno de los Estados y cada uno de los países y el respeto. No sabemos cual será el nuevo orden mundial. Hoy está claro que no hay orden mundial, hay un desorden mundial, hay un desorden globalizado. En este desorden globalizado, ningún país es modelo de nadie, ni ningún país tiene la autoridad para decirle al otro el camino que tiene que seguir, nadie, todos los países del mundo incluido el nuestro y con más razón los hermanos países del mundo tienen muchos problemas internos, tienen disidencias internas, tampoco tienen horizonte.

Tampoco tienen algo que puedan decir, esto si funciona para el mundo. Estamos poniéndonos a prueba. Entonces la incertidumbre mundial y el desorden mundial es complicado pero también trae sus cosas buenas, la obligación del respeto mutuo, la obligación de que nadie tiene que obedecer al otro y de que nadie puede mostrarse como superior al otro o como que está en una situación de privilegio que tiene que enseñar al resto lo que tiene que hacer o decidir en torno a su gestión de gobierno. Es un buen momento de encontrarnos como iguales y esa es la filosofía que propugna nuestro Gobierno. Somos un país humilde, somos un país trabajador, pero somos un país que está saliendo adelante. Somos un país que siente orgullo de lo que está construyendo y con su sencillez se comunica con todos los países del mundo sin ninguna discriminación, con países grandes y con países pequeños, respetamos absolutamente a todos. Admiramos a todos, pero también admiramos y somos orgullosos de los que estamos haciendo y lo único que pedimos a todos los países del mundo es el respeto, nadie tiene derecho a enseñarnos nada, como tampoco nosotros tenemos derecho nosotros a enseñarles a ustedes a enseñarles nada, respetémonos en los que somos y los que hacemos.

Exigimos porque lo practicamos, el respeto a la soberanía de cada país. Cada pueblo tiene el derecho a definir su propio destino, sin que nadie le diga cual su destino, sino el que el propio pueblo decida, el que tiene que caminar. Lo practicamos, no damos lección a nadie, no nos entrometemos en la vida política de nadie y si alguna vez hemos cometido algún exabrupto de mencionar algo, inmediatamente hemos corregido y hemos pedido disculpas con la humildad que caracteriza a nuestro pueblo. Pero, ese trato que damos a los pueblos del mundo, exigimos que nos den a nosotros, respeten nuestra forma de ser, respeten nuestra democracia, nuestra cultura. Respeten nuestro sistema político. Nosotros respetamos absolutamente a todos, su sistema político, su democracia, su cultura y su tecnología.

Creo que esos son principios muy elementales que nos pueden mantener firmes, en un momento de mucha incertidumbre y donde los vientos cambian de un lado a otro, de un mes al siguiente, , de un año al siguiente.

Por delante tenemos unos 20 o 30 años de una enorme incertidumbre, un mundo que ya no es unipolar, un mundo que ya no tiene una sola narrativa, sino múltiples narrativas y en esas circunstancias de ese mundo fragmentado, de ese mundo multipolar, de ese mundo que no tiene una narrativa única ni compartida, es un buen momento para que las distintas propuestas y narrativas que emergen de los distintos rincones deben ser tomadas en cuenta, deben ser oídas y con el tiempo seguramente se podrán hacer mayores consensos

A nombre del presidente evo quiero agradecerles a todos, por el acompañamiento que hacen en nuestro país. Es un honor tenerlos a todos ustedes aquí en Bolivia, independientemente de las actividades que hacen, es un honor es un privilegio tener el contacto con todos los países que están aquí presentes.

Los respetamos mucho, les agradecemos el acompañamiento que nos dan y el acompañamiento que hacen a un país que está floreciendo, a un país que está subiendo, a un país que está mejorando.

Les agradecemos que nos acompañen en este proceso de renacimiento nacional que está llevando adelante Bolivia. Les agradecemos mucho. Les pedimos que nos sigan acompañado, con el respeto, con el apoyo que lo vienen haciendo ahora y solamente queremos decirles que parte de las cosas que estamos haciendo, de los logros que estamos alcanzando, también lo debemos al apoyo que nos dan del mundo.

Mucho es nuestro esfuerzo, pero también, sin el acompañamiento de la Comunidad Internacional absolutamente de todos los países, no hubiéramos llegado a donde estamos.

Les agradecemos absolutamente a todos, por lo que están haciendo por nosotros y les pedimos que nos sigan acompañando de esa misma manera.

Este año para Bolivia va a ser un buen año , un buen año en su economía, un buen año en su desarrollo tecnológico y científico, un buen año en la mejora de su salud, un buen año en su participación de la población para definir la gestión de gobierno que habrá de asumir el siguiente año. Es un buen año para la democracia, es un buen año para la economía, es un buen año para la tecnología, es un buen año para el espíritu. Acompáñennos, acompáñennos y sean partícipes de la construcción de estos sueños de una nación, que después de mucho tiempo  merecía tener una época de oro como la que esta teniendo ahora y que quiere compartir sus alegrías y sus logros con cada una de las naciones del mundo.

A nombre del Presidente Evo bienvenidos a La Casa del Pueblo, que es también La Casa de los Pueblos, como hermosamente lo ha dicho Griss, es la Casa de todos. Hemos dejado la vieja casona, que le llamaban palacio cuando en el fondo es una casa vieja, una casa grande. Esa es la dimensión también que se tenía antes de lo grande, llamaban palacio a una casa, una casa pequeña. Otros llamamos ahora una casa o a una casotota grande. Pero,  que no es una casa ni de jerarquías, ni de monarquías sino que es una casa de todos, de todos los pueblos del mundo de todos los ciudadanos del mundo.

Muchas gracias por sus presencia acá, que sea un buen año para todos, que se aun buen año para el mundo, y muy buena para todos los pueblos del mundo.

Muchas gracias.

 

La Paz, 16 de enero de 2019.

             

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