Fecha: 
Martes, 23 Febrero 2021 - 6:30pm
Nombre de la Persona: 
Ministro de Relaciones Exteriores, Rogelio Mayta
Discurso: 

Señora Presidenta, del Consejo de Derechos Humanos,

Altas autoridades de los países miembros y observadores del Consejo de Derechos Humanos,

Señora Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Señoras y señores.

Bolivia forma parte de esta Comisión nuevamente luego de varios años, en esta primera reunión de esta cuadragésima sexta (46ª) sesión tenemos muchas cosas que quisiéramos expresar, pero el tiempo nos limita a todos así que priorizando queremos compartir con ustedes lo siguiente:

A fines del 2019 Bolivia enfrento la interrupción del orden constitucional, sufrimos represión policial, militar y de grupos para militares, persecución política por fiscales y jueces instrumentalizados. Produciéndose una grave ruptura social en medio de un discurso de odio, racista, discriminatorio y hasta de supremasismo blanco.

En octubre de 2020 el pueblo boliviano recuperó la democracia en una elección incuestionable y eligió un nuevo gobierno.

En la actualidad, el gobierno que represento, desarrolla varias acciones para lograr la reconciliación nacional, entre ellas impulsa la investigación del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes que actúa en el marco del Protocolo Suscrito en noviembre de 2020 entre el gobierno boliviano y la Comisión Interamericana de DDHH.

Por nuestra experiencia histórica comprendemos que, para mirar hacia adelante, debemos luchar por la rendición de cuentas por los abusos cometidos en el pasado.

Entendemos que esta responsabilidad debe ser asumida por nuestro Estado y por toda la comunidad internacional; esto debe ser aplicado a todos los países, pequeños y grandes, por acciones del pasado y del presente. Ya sea asumiendo responsabilidad por los siglos de esclavitud en el Norte Global o por los golpes de Estado recientes en el Sur Global, frecuentemente dirigidos por los del Norte. En todos estos casos, este Consejo debe alzar la voz, no podemos solo mirar indiferentes.

Ante los efectos de la pandemia por el COVID-19 planteamos que es imprescindible que todos los pueblos del mundo accedan a las vacunas y que deben tomarse medidas para evitar el acaparamiento y toda acción que impida que la vacuna llegue a todas las personas en los países en vías de desarrollo. La única forma de erradicar esta enfermedad es mediante el acceso universal a la vacuna, a los medicamentos y la atención adecuada para tratar la enfermedad en todos los pueblos del mundo.

Otro tema que consideramos importante para el pleno disfrute de los DDHH es la recuperación de la estabilidad económica de los países, principalmente los países en vías de desarrollo que hemos sido los más afectados. Por esta razón Bolivia ha propuesto la creación de un Foro del alivio, condonación y reestructuración de la deuda externa  en favor de países en desarrollo, que tome en cuenta la recuperación económica, el crecimiento sostenible y la transformación democrática de los organismos financieros mundiales.

La economía debe estar al servicio de los seres humanos, y no los seres humanos al servicio mezquino de la economía y los intereses de unos cuantos dueños de la riqueza.

En Bolivia, también hemos lidiado por siglos con el racismo y como respuesta optamos por descolonizar y redefinir al país como un Estado Plurinacional. Sin embargo, la experiencia del 2019 nos mostró que las posiciones racistas y discriminatorias todavía no fueron superadas y que son un riesgo real, inminente y grave. En el mundo a la par, vemos posiciones similares en el discurso y las acciones racistas que son un riesgo apremiante para la humanidad misma. Debemos dejar de juzgar a las personas en función de sus creencias religiosas, su nacionalidad y su identidad étnica. Debemos valorar a todos por la dignidad inherente a la condición humana. Esa es la base permanente de los DDHH. Debemos luchar contra el racismo en todas sus manifestaciones. No podemos tolerar que haya discriminación institucionalizada contra los musulmanes en Francia; que a los palestinos se les niegue la vacuna contra el COVID19; que miembros de minorías étnicas hayan sido asesinados y torturados en lugares como Sahara Occidental y Sri Lanka o que a la gente que habla castellano y que se vea como yo, con piel morena, sean separados de sus familias al presentarse en la frontera entre México y EEUU.

El nacionalismo racista representa una de las, si no la amenaza más grande contra la democracia y los DDHH hoy en día en el mundo.

Pese a todas las convenciones internacionales que establecen medidas para reducir las desigualdades sociales, económicas, laborales y políticas, entre mujeres y hombres, las cifras y los hechos nos demuestran que todavía queda mucho por hacer.

El feminicidio y la violencia siguen siendo problemas lacerantes en nuestras sociedades.

Sin eliminar la violencia contra mujeres, adolescentes y niñas, sin superar la inequidad que las hace víctimas de sociedades en las que se las cree menos que los hombres, no podremos hablar de la vigencia real de los DDHH.

Para concluir, Reiteramos nuestro firme compromiso con la defensa de nuestra Madre Tierra, el derecho humano al agua potable y al saneamiento por lo que consideramos no pueden ser reducidas a mercancía.

Ha transcurrido un decenio desde que el agua y el saneamiento fueron expresamente reconocidos como DDHH por iniciativa boliviana, y pese a los avances todavía es necesario que nuestros Estados sean más efectivos en concretar esos derechos, esenciales para una vida digna, para el vivir bien.

 

Muchas gracias. 

 

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