El desafío de seguir marchando

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El 25 de enero de 2009, el 61.43 por ciento de los electores aprobaron el texto de la nueva Constitución Política del Estado boliviano. Fue el final de un largo camino que transitó el país a través de la Asamblea Constituyente convocada en 2006, lleno de encuentros y desencuentros, sociales y políticos; en el que terminó de formarse el Estado Plurinacional.

Bolivia apenas se recuperaba de la aguda confrontación regional que amenazó con destrozar su unidad territorial y fue agitada por sectores sociales conservadores que enarbolaron banderas de federalismo y separatismo.

En ese fragor, la nueva Constitución vio la luz cuando el entonces Presidente Evo Morales la promulgó en la emblemática ciudad de El Alto, el 7 de febrero del mismo año ante una multitudinaria concentración.

El flamante texto constitucional instauró lo plurinacional como la forma de vida estatal. Por eso se fija como fines: “Constituir una sociedad justa y armoniosa, cimentada en la descolonización, sin discriminación ni explotación, con plena justicia social, para consolidar las identidades plurinacionales”; además de “Reafirmar y consolidar la unidad del país, y preservar como patrimonio histórico y humano la diversidad plurinacional”.

Ha transcurrido más de una década de maduración del Estado Plurinacional y en esta fecha de celebración la sociedad que vive en el, nuevamente se recupera de una crisis política y social que la escindió íntimamente. Pero no tiene más opción que mirar el camino recorrido con soles y sombras para continuar su marcha hacia el futuro. Más allá de la luz de la norma fundamental del país, en los más de dos lustros de vida de la Bolivia Plurinacional, el horizonte social, político y económico es un desafío vigoroso y fecundo que nos reta a todas y todos.