Representantes de diversas entidades públicas de fomento a la producción, empresas públicas estratégicas y empresas privadas del sector industrial en los sistemas alimentarios de los nueve departamentos del país consideran que hay tres problemas fundamentales respecto a los productos: precios bajos, falta de censo agropecuario y utilización no controlada de agroquímicos. En cuanto al primer inconveniente, los precios de los alimentos deben cubrir el esfuerzo que su producción requiere, para lo cual los agricultores necesitan que se les brinde cierto conocimiento financiero. Para resolver la carencia de censos, se deben recopilar datos actuales y precisos sobre las características de la población en las áreas rural y urbana. Para controlar el nivel de agroquímicos, se requiere de instancias públicas que están a cargo de asegurarse que se incluya la composición nutricional, aditivos y conservantes en el etiquetado de los productos, al igual que se debe aclarar a la población que el uso abundante de compuestos químicos es contraproducente con el objetivo de ingerir alimentos saludables. Por último, recuerdan el impacto del delivery y de los medios de comunicación para incentivar el consumo local y la producción de alimentos nutritivos en Bolivia.
Los pequeños productores y las empresas públicas se han visto afectados, los últimos particularmente puesto que los subsidios y desayunos escolares se paralizaron. Para solucionar esta problemática, se deberían acoger los tres actos sugeridos por diversas entidades públicas de fomento a la producción, empresas públicas estratégicas y empresas privadas del sector industrial en los sistemas alimentarios de los nueve departamentos del país. Primero proponen la diversificación de la producción, con la finalidad de reducir la presencia de las transnacionales y apoyar a las empresas nacionales y locales. Para ello, se requiere elaborar un plan de manejo de la producción en función a la demanda de alimentos y de la explotación del suelo; regular el uso de agroquímicos y pesticidas con base en estudios sobre las afectaciones en los alimentos, las personas y la naturaleza; y, realizar un estudio y un plan de contingencia respecto al cambio climático. Asimismo, presentan la necesidad de llevar a cabo un análisis de la baja competitividad de la producción en Bolivia y así lograr mayor productividad, sostenibilidad y resiliencia. Por último, recalcan que posicionar a mujeres y jóvenes en puestos de toma de decisiones, en los procesos de consulta y en la producción e industria alimentaria hará que haya equidad y se fortalezcan los conocimientos de las mismas empresas e instituciones.
Para poner en marcha los sistemas alimentarios sustentables, además de la revalorización y fomento de los alimentos tradicionales, se requieren políticas públicas en el marco de la seguridad y la soberanía alimentarias. Los objetivos de éstas son que la familia campesina reciba incentivos tecnológicos, productivos y económicos para reactivar el campo; que se fortalezca la economía comunitaria a través de la generación de circuitos cortos de producción y consumo, los cuales atención a la vulnerabilidad climática y otras amenazas; que se promueva estrategias para la conservación de los recursos naturales y otras áreas relacionadas, a fin de que los jóvenes retornen a sus comunidades; y, que los pueblos indígenas tengan seguridad sobre la tierra y su territorio.
El COVID afectó a las empresas porque implicó costos y las ventas disminuyeron bastante, por lo que necesitan que los alimentos saludables que produzcan sean aceptados por los consumidores. Para que esto se haga realidad, se debe enseñar a la nueva generación a valorar el producto agrícola y la biodiversidad, con el fin que el resto de la sociedad siga su ejemplo posteriormente y todos entiendan que la alimentación saludable es un bien común. Esta formación ha de desarrollarse en casa, en las escuelas y mediante medios de difusión. Además, el Estado debe regular los precios de los productos para que las empresas transnacionales no puedan fijar montos que eliminen a la competencia y esto ocasione que el número de vendedores sea muy reducido o que la concentración de la oferta caiga en las manos de un solo productor. También deben darse capacitaciones e intercambios de experiencias.
Se está en un contexto de crisis debido al cambio de la demanda y ante un mercado volátil e inestable, por lo cual debemos promover el producto local, los productores deben seguir utilizando estrategias diferentes para adaptarse a la crisis climática y hemos de formular propuestas desde nuestras vivencias en los planos local, regional y global.